No todo salió como planeé.

Pero aprendí más de lo que esperaba.

 

Creo que algo que siempre me recuerdo, y siempre olvido,  es la famosa frase:

“Sobreestimamos lo que podemos hacer en el corto plazo y subestimamos lo que podemos lograr en el largo plazo.”

Empecé el 2025 con planes muy audaces para los primeros tres meses del año. Ejecutar el evento más grande de la historia de Colectivo23, lanzar un nuevo newsletter, transformar la forma en que trabajamos como equipo, cambiar la dinámica de los directorios, lanzar la campaña del quinto aniversario… y bueno, muchas cosas más.

Y sí, leíste correctamente: Todo eso iba a suceder entre enero y marzo del 2025.

Lo que pasó es lo que suele pasarme, y al parecer me cuesta aprender: Sobreestimé por completo lo que se podía lograr. (Y eso que solo hablo de metas profesionales). Terminé ajustando el plan en el camino, a medida que veía que no llegábamos.

Sería fácil quedarme en el clásico: “Tengo que planificar mejor.” Pero lo veo distinto: Este año no todas las metas se cumplieron y menos en los tiempos que quería, pero dejaron tres aprendizajes enormes.

 

👥Aprendizaje 1: Las personas no somos máquinas.

Cuándo quieres implementar un cambio importante, el principal blocker es asumir que las personas funcionan como máquinas. El excel lo aguanta todo, pero no considera el tiempo humano: Adaptarse, aprender a comunicarse mejor y ganar confianza no son fórmulas automáticas. 

Ejemplo concreto: a inicios de año instauramos un nuevo ritual de dailies con un equipo extendido. Todo enero y mitad de febrero fue doloroso: una reunión que debía durar 15 minutos duraba 45. Había frustración, quejas y muchos “esto no está funcionando”.

Tomó casi dos meses poder convertirlo en un ritual útil, breve y valioso. Hoy no me imagino al equipo sin el daily. Pero vaya que costó implementarlo.

 

💬Aprendizaje 2: Hay más valor en decir “no se puede” que en morir en el intento

Vivimos en un mundo con tanta incertidumbre que hacer un plan anual rígido es casi imposible. Forzar números o fechas inalcanzables genera más daño que decir a tiempo: “No vamos a llegar, tenemos que replantear.”

Ejemplo: este año quisimos hacer un evento gigante como celebración de los cinco años de Colectivo23.

Teníamos un plan detalladísimo, semana por semana, pero después de cuatro semanas fue claro que la falta de experiencia y variables fuera de nuestro control hacían que la meta fuera imposible.

Movimos el evento de marzo a junio,  y fue un éxito.
Aun así, llegamos con las justas. Y estuvo bien.

 

⌛Aprendizaje 3: Confía en el proceso y en las decisiones tomadas con calma

Hubo varios hitos que no se cumplieron en los tiempos que esperaba. Sin embargo, las decisiones sobre qué priorizar, por qué y con quién fueron las correctas.
Volviendo al UnConference: queríamos lanzarlo en marzo. Terminó saliendo en junio y consumió muchísimos recursos.

Hubo momentos en que pensé: ¿Por qué estamos haciendo esto?
Hoy sé que fue uno de los momentos más importantes del año:
volvimos a la presencialidad, nació el bootcamp de IA, el equipo se unió como nunca y conocimos clientes y aliados increíbles.

Cuando estás en el medio de la tormenta es fácil dudar, especialmente cuando no salen las cosas como esperas.
Pero vuelve a tu voz sabia. Si tomaste esa decisión, hubo una razón.

 

 

Este año vino a enseñarme que no todo se cumple como lo esperas o planificas. Y eso está bien.
La vida es más sobre correr las olas que controlar el océano.
Te invito a hacer una lista de las metas que no salieron como imaginabas.

Estoy segura de que lograste más de lo que crees,  solo que quizá no en el tiempo que esperabas.


La paciencia, al final, es un gran maestro.